Hoy ha sido un día diferente, basado en una dinámica de relajación que contaré a continuación.
El profesor, Tomás, ha dividido la clase en dos círculo, uno dentro de otro. Donde el círculo interior permanecía sentado en las sillas, con los ojos cerrados, durante un tiempo aproximado de 15 minutos, mientras escuchábamos música que incitaba a la relajación.
La gente que no estaba en dicho círculo, seguía unas indicaciones que el profesor, Tomás, nos iba diciendo, tales como:
- Andar con sigilo y despacio alrededor del círculo.
- Acariciábamos, lenta y suavemente, a un compañero, sin apenas tocar.
- Tocábamos suavemente la cabeza.
- Mientras tanto, mirábamos a los demás compañeros, para comprobar si se encontraban bien.
Hacíamos todos estos pasos varias veces, para ayudar e incitar más a la relajación. Hasta el punto de que nos íbamos al final de clase mientras ellos se iban despertando y abriendo los ojos, poco a poco. Después se repetía el proceso con los otros compañeros.
Tras esta sesión hacíamos lo que se llama, la evaluación, donde aportábamos lo que nos ha parecido la práctica, cómo nos hemos sentido, si nos ha gustado o no...
La música para las sesiones de relajación, debe ser música con la cual no puedas sentirte identificado, que no sea ni rápida ni lenta, y que no tenga sonidos provenientes de la naturaleza tales como agua, aire, pájaros... La música Zen es un buen tipo de música para estas sesiones de relajación.